No deberías pensar en invertir dinero si hacerlo significa arriesgar tu bienestar actual o futuro. El dinero que utilices para invertir nunca debe salir del fondo destinado a pagar las facturas esenciales, como la hipoteca y otros gastos del hogar.
Mucha gente no lleva un control exhaustivo de sus ingresos y gastos, pero es importante saber cuánto dinero se puede destinar a inversiones a la hora de saber a qué va ese dinero en detalle: cuánto entra, qué sale y qué gastos se cubren con esa cantidad.
Por esto, consideramos esencial mencionar estos cuatro aspectos que has de considerar antes de adentrarte en el mundo de la inversión.
Haz tu propia hoja de ruta
Para realizar la mejor inversión, has de ser honesto contigo mismo sobre tu situación financiera.
Es importante recordar que no hay garantía de que la inversión vaya a suponer un aumento de valor. Pero si se adquieren conocimientos financieros y se sigue un plan inteligente, es posible ganar seguridad y disfrutar de los beneficios de la gestión de nuestras finanzas.
Pero, por favor, antes que nada, valora de la forma más objetiva posible tus circunstancias y diseña cuál sería el camino más óptimo para hacer crecer tus inversiones de forma sostenida en el tiempo.
Evalúa tu zona de confort y tu capacidad de asumir riesgos
Las inversiones son una excelente manera de hacer crecer tu dinero. Sin embargo, es importante que recuerdes antes de invertir que los riesgos que conllevan estas inversiones pueden hacer que pierda parte de tus fondos.
La recompensa por asumir este riesgo es ganar potencialmente más dinero que con tipos de inversión menos arriesgados, como los equivalentes al efectivo. Si existe un objetivo de inversión con un horizonte temporal más largo en el que los fondos se revalorizarán con el tiempo sin volver a ser tocados hasta que se necesiten, entonces las acciones y los bonos pueden ser mejores opciones en lugar de restringir esas inversiones a clases de activos menos arriesgadas como los equivalentes al efectivo, que restringirían el potencial de crecimiento ya que no ofrecen posibilidades de revalorización del capital a largo plazo.
Por esto, es importante definir en qué mínimos de liquidez queremos estar para sentirnos cómodos. A raíz de ahí, decidir qué riesgo somos capaces de soportar.
Considera cómo sería tu cartera ideal
La diversificación es clave en el crecimiento del patrimonio. Al incluir en tu cartera categorías de activos que tienen rendimientos que suben y bajan en diferentes momentos, como inversor puedes protegerte contra pérdidas significativas.
Históricamente, los rendimientos de las acciones, los bonos y el efectivo no han subido ni bajado juntos. Las condiciones del mercado que hacen que una categoría tenga un buen rendimiento suelen hacer que otra categoría tenga un rendimiento medio o bajo.
Si se invierte en más de una clase de activos, se reduce el riesgo de perder dinero. Así, la rentabilidad global de la cartera será más suave, con menos fluctuaciones.
Crea un fondo de emergencia
Ahorrar para las emergencias es algo inteligente y básico antes de comenzar a invertir.
Un fondo de emergencia es justamente esto. Un colchón que nos sirva para atender imprevistos y nos de cierta estabilidad. Algunas personas invierten seis meses de sus ingresos en ahorros para saber que estarán ahí cuando los necesiten y evitar así, tener que retirar bruscamente ciertas inversiones.