Posiblemente de las principales dudas que surgen a todos los inversores principiantes es cómo empezar a invertir. Llevan tiempo ahorrando y no saben si lo que están haciendo es suficiente para asegurarse un patrimonio creciente en el futuro.
Ahorrar puede no ser suficiente, ya que “guardar” dinero sin generar beneficios tiene un enemigo en el factor macroeconómico conocido como «inflación», que es el aumento generalizado de los precios.
Pero paso a paso.
Si aún no te has decidido por ahorrar, empieza por ahorrar el 10% de tus ingresos. Si en cambio, ya estás en el nivel de invertir, ten en cuenta la disponibilidad de tus recursos y el compromiso de tiempo, así como el perfil de riesgo que vas a asumir. Además, es recomendable formarse previamente.
Vayamos desde el inicio… ¿Qué es exactamente una inversión?
Invertir es la actividad en la que utilizas tus ahorros para algún instrumento o proyecto con el objetivo de obtener un beneficio o rendimiento en una fecha futura.
Realmente, invertir implica un coste de oportunidad porque esos recursos no están disponibles para ser gastados ahora mismo en otra cosa. Por eso es tan importante decidir bien en qué clase de activos invertir y con qué horizonte temporal.
¿Y con cuánto debería empezar?
Aquí es esencial recordar que siempre va a haber cierto riesgo. Por eso, invierte únicamente el dinero que tengas ahorrado con el fin de invertirlo o que puedas permitirte perder de sus ingresos sin que afecte a tu salud financiera – y tranquilidad. Básicamente, la idea es que en cualquier escenario seas capaz de mantener tu nivel de vida y seguir cubriendo todas las necesidades; por lo tanto, el consejo sería no arriesgar nunca más de lo reservado para invertir.
Un concepto clave a tener siempre presente es la diversificación. Uno de los consejos de inversión más comunes que se escuchan es el de «no poner nunca todos los huevos en la misma cesta» y justo de esto va la diversificación.
Esto significa que no es sensato invertir todo el dinero en un solo instrumento. Por eso los inversores experimentados diversifican y eso mismo deberías hacer tú. Para tener una inversión distribuida, hay que seleccionar varios instrumentos y decidir cuánto dinero se pone en cada uno de ellos (idealmente en función del riesgo, la rentabilidad, etc.). Lo perfecto es hacerlo mediante un plan organizado que tenga en cuenta el plazo, el nivel de riesgo, los niveles de rentabilidad y la duración de la inversión.
Cinco conceptos básicos.
En el caso de que finalmente te decidas a dar el gran paso de invertir, toma nota de estos conceptos, son básicos.
- Riesgo: nivel de variaciones considerables en el valor del activo.
- Liquidez: mide el tiempo que tienes para disponer de tu dinero invertido.
- Rendimiento: la cantidad de dinero que obtienes por invertir, y es importante saber que las inversiones con mayor potencial de beneficio pueden estar asociadas también a un alto riesgo.
- Horizonte de inversión: tiempo que se debe mantener el dinero en un instrumento de inversión concreto.
- Riesgo de país: exposición financiera causada por eventos dentro de países específicos, que están bajo el control del gobierno.
Como habrás visto, el ahorro es una buena estrategia, pero debe combinarse con otras herramientas como la inversión para seguir creciendo. Ten en cuenta que ahorrar te permite tener dinero, pero invirtiendo lo más probable es que tengas un capital mayor.
Además es importante que recuerdes que el ahorro devalúa tu dinero, mientras que la inversión permite que el valor de tus ahorros crezca a pesar de la inflación.
Puede que sea un buen momento para empezar hoy mismo.