Si te estás planteando invertir, seguramente es porque lleves tiempo preocupado por tu patrimonio y por tanto, tengas ya cierta cantidad de dinero ahorrada. El proceso natural de todo inversor es justamente ese. Empezar a ahorrar con el fin de vivir tranquilo y una vez dispone de esa tranquilidad, dar un salto más, el definitivo: la inversión.
Aunque al principio podamos creer que son dos estadios distintos, ambos procesos son complementarios. De hecho, ahorro e inversión van de la mano y necesitan el uno del otro para llegar a su mejor versión. De nada sirve ahorrar si no invertimos para aumentar el valor de nuestro dinero exponencialmente y poco podremos invertir si no hemos ahorrado previamente.
¿Cuándo dar el gran salto?
Como todo gran salto y cambio en la vida, es mejor hacerlo cuando tengamos cierta seguridad y certidumbre de que las cosas van a ir bien. Aquí es importante remarcar que nos referimos tanto a nivel conocimiento como a nivel capital.
A nivel conocimientos lo hemos tratado en muchos otros artículos, como en XXXX, pero hoy vamos a poner el foco a nivel capital.
¿Cuánto dinero necesito para empezar a invertir?
Es difícil dar una cifra exacta porque cada persona tiene unas circunstancias personales muy distintas al resto: edad, gastos fijos, responsabilidades, sueldo, activos…
Aún así, existe una regla básica que se aplica en el mundo de la inversión que no debes olvidar: crea un colchón de seguridad que pueda cubrir al menos seis meses de tus gastos fijos. Una vez lo tengas, estarás en posición de comenzar a invertir.
Por supuesto, es decisión tuya ampliar esta cifra para sentirte más cómodo, pero nunca deberías de iniciarte con menos. Es lo mínimo para que exista cierta tranquilidad a corto plazo.
¿Qué es un colchón de seguridad?
Podemos definirlo como la cantidad mínima de dinero que necesitas tener ahorrada para invertir con tranquilidad, sabiendo que a corto plazo tus gastos están cubiertos.
Como decíamos cada persona ha de fijar cuál es el suyo y comprometerse a ahorrar hasta alcanzarlo y empezar a invertir una vez lo haya creado. Así es cómo conseguirá ser un inversor con tranquilidad y claridad a la hora de gestionar sus inversiones. De lo contrario, puede acabar tomando malas decisiones en aras de conseguir rendimientos a corto plazo para pagar gastos corrientes.
Al crear este colchón, tenemos la tranquilidad de saber que si las inversiones no prosperan como quisiéramos en el corto plazo, tenemos recursos para hacer frente a nuestros gastos e imprevistos.
¿Ahorrar e invertir a la vez?
¡Por supuesto! Este debería ser el equilibrio perfecto. Una vez te has vuelto inversor, no consiste en dejar atrás el del ahorro. Todo lo contrario.
En función de tu capacidad de ahorro, trata de extraer mensualmente cierta cantidad destinada al ahorro (a ese colchón de seguridad mencionado) y otra a la inversión. Así es cómo conseguirás poco a poco ir creciendo tu patrimonio.