Invertir requiere de haber ahorrado antes o al menos, de tener dinero guardado. Muchas veces pensamos y gastamos energía averiguando cómo ganar más y más dinero, pero se nos escapa algo: también es importante ver cómo ahorramos más. En el equilibrio entre inversiones y ahorros está el crecimiento del patrimonio sostenible.
Toma nota de estas cuatro claves para que tus ahorros crezcan.
Ahorros antes de gastos.
Tradicionalmente en finanzas personales, no se ha hecho precisamente así, sino más bien todo lo contrario. Pero la clave para aumentar el ahorro es remontarse a los inicios de éste, y eso es justamente cuando ingresamos. En vez de gastar durante el mes y al final, ver qué nos ha sobrado, mejor si invertimos los pasos: primero separamos el ahorro, y después gastamos.
Por supuesto, si necesitamos recurrir al ahorro durante el resto del mes, es más que lícito, pero hagámoslo siendo conscientes de que ese mes, por lo que sea, estamos sobrepasando nuestra capacidad de gasto.
Crear un presupuesto.
Básico indispensable en cualquier planificación financiera: crear un plan, y en este caso, un presupuesto. Sabemos que puede resultar algo exagerado, pero hacer una previsión mensual y anual de lo que va a pasar tanto a nivel ingresos como a nivel gastos puede ayudarte enormemente a mantener un equilibrio saludable y aumentar tus ahorros. Nada como el control para perfeccionar.
Eso sí, es importante que seas realista y te bases en años pasados para establecerlo, tanto las sumas como las restas.
Anticipa los gastos.
¿Reponer un coche? ¿Pagar la renta? ¿Las vacaciones de navidad? Hay gastos que nunca nos apetece hacer pero que siempre están ahí, una y otra vez. No podemos considerarlos imprevistos, pero sí esporádicos, y por eso hay que planearlos.
Una buena forma de no arrasar con los ahorros cada vez que llega uno de estos “monstruitos”, es anticiparlo. Planifica qué gastos vas a tener a lo largo del año y separa mes a mes una cantidad apropiada para el día que lleguen, no tener que tirar de ahorros o peor aún, inversiones.
Reduce tus deudas.
Lo que decíamos, empecemos por el principio… No te vamos a negar que cierta cantidad de endeudamiento es casi obligatoria en el día a día, como por ejemplo, la vivienda y eso está bien. El problema empieza cuando nos sobrepasamos y gran parte del presupuesto mensual (de ahí la importancia de hacerlo) se destina a pagar deudas.
Para esto, por una lado, evita siempre que puedas endeudarte, a no ser que tenga un sentido especial como en el que caso de un negocio, la amortización. Por otro, haz un ejercicio de reflexión y saca a la luz todas las deudas pendientes, por pequeñas que sean, para ser consciente de ella y tratar de darles salida cuanto antes.