El BBVA (BME:BBVA) ha respondido con una OPA hostil al rechazo de la oferta amistosa que le realizó al Banco Sabadell (BME:SAB). La oferta se ha configurado en los mismos términos del acuerdo. El Gobierno de España, en contra.
Fusión a toda costa
Noticias de guerra económica en el sector financiero español. El BBVA ha redoblado su apuesta y ha transformado su acuerdo amistoso en OPA hostil, de acuerdo con las informaciones de la CNMV.
Recientemente, el banco catalán se ha negado a la fusión que habría resultado profundamente beneficiosa para el BBVA. Sin embargo, el problema es que Sabadell no cuenta con un núcleo duro de accionistas, ni con un accionariado de control. Esta falla podría permitir al BBVA salirse con la suya dirigiendo la oferta directamente a mercado. Ahora, todo depende de que logren adquirir al menos el 50,01% de los títulos.
Los pormenores del plan
Los términos económicos permanecen igual que los anunciados anteriormente: BBVA ofrece una acción de nueva emisión por cada 4,83 acciones de Banco Sabadell. Después de la fusión, los accionistas de Sabadell poseerían un 16% de participación en la nueva entidad.
BBVA llevará a cabo el canje emitiendo nuevas acciones ordinarias, reservadas exclusivamente para los accionistas de Sabadell. El valor final de la oferta estará sujeto a las fluctuaciones en bolsa de las acciones de ambas entidades hasta que la oferta sea definitiva. El Consejo de Sabadell rechazó esta propuesta alegando que «infravalora» su proyecto y las «perspectivas de crecimiento como entidad independiente». Queda por ver cómo responderá el Consejo de Sabadell ante esta ofensiva hostil de su competidor.
El Gobierno de la Nación se opone
El Gobierno de España se ha opuesto a la OPA porque, alegan, puede dañar seriamente el ecosistema financiero español. Han declarado estar en contra tanto en el modo de actuar como en la propuesta realizada.
Y es que desde el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa han señalado que el aumento de la concentración industrial del sector financiero podría ser muy lesiva. Cosa curiosa, sin duda, porque se lleva tolerando desde las instituciones ya desde hace más de una década. Entre los efectos lesivos que aseguran tanto el ministerio como el gobernador del Banco de España (BdE) están:
- Una posible repercusión negativa en el empleo y en la calidad de los servicios financieros.
- Los riesgos que podría acarrear para la estabilidad financiera española.
- Posibles efectos en la cohesión territorial debido a la amplia presencia de estas entidades financieras en diferentes regiones.
El Gobierno de España, contundente
Desde el Ministerio, dirigido por Carlos Cuerpo, se subraya que España posee un sistema financiero robusto y solvente. Desde su punto de vista, es deber del Gobierno asegurar la continuación de un sistema financiero estable que contribuya al crecimiento económico y a la inclusión financiera, así como a la protección de los consumidores.
Carlos Cuerpo enfatizó en una entrevista en TVE((Puedes ver la entrevista aquí)) que el Gobierno tiene la autoridad final para aprobar esta OPA, ya que podría generar inestabilidad, incertidumbre y volatilidad. Afirmó haberse puesto en contacto con todos los actores relevantes del proceso.
El ministro también ha destacado la preocupación actual sobre la posible falta de competencia en el sector, un tema que el Gobierno ha estado destacando desde hace tiempo. Según el ministro, el Gobierno tiene una visión clara y decidida de mantener un sector financiero sólido y solvente que no solo considere, sino que también profundice en la agenda social de inclusión financiera, siempre con el cliente en mente.
¿Qué es una OPA hostil?
Las Ofertas Públicas de Adquisición (OPA) hostiles son aquellas en las que una empresa busca adquirir otra sin el consentimiento del Consejo de Administración de la empresa objetivo. Esto puede ocurrir cuando la empresa adquiriente identifica una vulnerabilidad, como un núcleo accionarial débil o diseminado, que le permita lanzar su oferta directamente a los accionistas, superando la oposición del Consejo.
Aunque puede tener beneficios estratégicos y financieros para la adquiriente, a menudo genera resistencia en la empresa objetivo y puede resultar en conflictos significativos.