La carrera presidencial ha terminado, y el pueblo estadounidense ha hablado: Donald Trump volverá a ser Presidente de los Estados Unidos. La campaña, que estuvo marcada por el cambio de Biden por Harris debido a los problemas de demencia del ya ex-presidente, termina con la reelección del candidato republicano.
Aunque Kamala Harris parecía tener posibilidades, Donald Trump se ha impuesto holgadamente, ganando en votos presidenciales y en voto popular.
Trump, reelegido
Donald Trump ha logrado una victoria contundente en las elecciones presidenciales de 2024, asegurando su regreso a la Casa Blanca con una amplia ventaja sobre su rival demócrata. Este desenlace ha dejado claro el apoyo significativo que Trump continúa recibiendo en amplios sectores del país, especialmente tras una campaña electoral que estuvo marcada por eventos inesperados y cambios internos en el Partido Demócrata.
La contienda electoral dio un vuelco cuando, a mediados de campaña, Joe Biden, presidente en funciones y originalmente nominado como candidato demócrata, fue reemplazado por la vicepresidenta Kamala Harris. Este cambio fue consecuencia de crecientes preocupaciones sobre la salud de Biden, específicamente sobre su capacidad cognitiva. La decisión de optar por Harris como candidata, aunque audaz, resultó ser un desafío que el Partido Demócrata no logró superar.
Una campaña convulsa
A lo largo de la campaña, Trump capitalizó estos acontecimientos, señalando repetidamente la inestabilidad en las filas demócratas y la falta de claridad en torno a la figura de liderazgo de su oponente. Su mensaje de “restaurar la fortaleza de Estados Unidos” resonó con sus seguidores y amplió su base de apoyo, especialmente entre quienes deseaban una administración con mayor cohesión y claridad en su liderazgo.
No hay que olvidar tampoco en qué condiciones sube al poder Trump: los republicanos se han hecho con el dominio todas las instituciones centrales de la federación, con un presidente encausado por la justicia. Un Trump, además, mártir, que sufrió un atentado en plena campaña y que contó con el apoyo activo de personalidades como Elon Musk.
Un partido demócrata debilitado
Kamala Harris, aunque experimentada en la política nacional e internacional, enfrentó dificultades para conectar con votantes indecisos y consolidar el respaldo de algunas facciones clave del Partido Demócrata. No obstante, las últimas encuestas daban a la candidata como ganadora, en fin, un tiro errado.
El triunfo de Trump se produjo con márgenes significativos en varios estados decisivos, asegurando no solo una victoria en el Colegio Electoral, sino también una amplia mayoría en el voto popular, algo que sorprendió a muchos analistas. La derrota de los demócratas abre ahora un periodo de reflexión interna sobre el futuro del partido y su estrategia de cara a próximas elecciones, mientras que los seguidores de Trump celebran su regreso a la presidencia con la esperanza de una nueva era de políticas conservadoras y promesas de cambios profundos en la dirección del país.
Con un liderazgo renovado, Trump se prepara para implementar una agenda que, según ha prometido, revitalizará el país y traerá «cuatro años de recuperación y grandeza». Sin embargo, sus críticos advierten que este segundo mandato podría intensificar la polarización en Estados Unidos. Solo el tiempo dirá cómo se desarrollarán los próximos años, tanto en el plano nacional como en el internacional, bajo la administración de Trump y el equipo que elija para acompañarlo en este nuevo periodo presidencial.