Desde hace escasos días, los principales índices bursátiles de Estados Unidos han experimentado caídas abruptas que han encendido las alarmas en los mercados financieros globales. El Dow Jones Industrial Average se ha dejado más de 1.500 puntos en apenas dos sesiones, mientras que el S&P 500 ha acumulado una pérdida superior al 6% y el Nasdaq, con una marcada exposición a tecnológicas, ha retrocedido cerca del 8%. Este panorama ha generado una oleada de incertidumbre entre inversores institucionales, gestores de fondos y pequeños ahorradores, que observan con inquietud el giro brusco que han tomado los mercados.
Trump hace temblar Wall Street
Uno de los detonantes más evidentes de esta corrección ha sido la reciente imposición de nuevos aranceles por parte del presidente Donald Trump. El pasado 2 de abril, la Casa Blanca anunciaba un paquete de medidas arancelarias sin precedentes, con un gravamen base del 10% a todas las importaciones que ingresen en territorio estadounidense, y recargos adicionales que llegan hasta el 34% en el caso de productos procedentes de China. La Unión Europea y otras potencias económicas, como Canadá y México, también han visto cómo sus exportaciones se encarecen súbitamente al entrar en el mercado estadounidense, lo que ha generado una fuerte reacción internacional y el inicio de represalias económicas.
A nivel interno, el impacto de estas decisiones se ha traducido en un clima de máxima volatilidad en Wall Street. Las tensiones geopolíticas y la amenaza de una guerra comercial global han hecho mella en los inversores, que han comenzado a deshacer posiciones masivamente. El índice de volatilidad VIX, conocido como el «indicador del miedo», se ha disparado hasta niveles no vistos desde los peores momentos de la pandemia, superando los 30 puntos.
Un impacto generalizado y profundo
Entre las acciones más castigadas por esta oleada vendedora destacan nombres muy representativos del tejido empresarial estadounidense. Apple (NASDAQ:AAPL), altamente dependiente de su cadena de suministro asiática y con una exposición notable al mercado chino, ha perdido un 9,4% en apenas cuatro sesiones, situando su cotización por debajo de los 165 USD por acción. Microsoft (NASDAQ:MSFT), por su parte, ha retrocedido un 7,1%, acusando también el efecto dominó que podría tener una ralentización global del consumo tecnológico.
Cataclismo multisectorial
En el sector industrial, los efectos han sido igualmente devastadores. Caterpillar (NYSE:CAT), icono de la maquinaria pesada y con fuerte presencia internacional, se ha dejado un 11,3%, al descontar los analistas un posible parón en la inversión en infraestructuras fuera de Estados Unidos. Otro caso notable es el de Boeing (NYSE:BA), cuyas acciones han caído más de un 10% ante la perspectiva de cancelaciones de pedidos y aumento de costes logísticos derivados de los nuevos aranceles.
El sector financiero tampoco ha quedado al margen. JPMorgan Chase (NYSE:JPM) ha perdido un 6,7%, mientras que Bank of America (NYSE:BAC) ha retrocedido un 5,9%, afectados ambos por el temor a una desaceleración económica que pueda reducir la demanda de crédito y enfriar los márgenes de rentabilidad. Las tecnológicas de menor capitalización, agrupadas en el Nasdaq, han sido las más volátiles, con caídas superiores al 12% en algunos casos.
La macroeconomía golpea Wall Street
El trasfondo macroeconómico agrava aún más la situación. Con los aranceles ya en marcha, los analistas anticipan un repunte inflacionario inmediato, ya que muchas empresas trasladarán el aumento de costes al consumidor final. Esto podría situar la inflación por encima del 4% en los próximos meses, lo que a su vez limita el margen de maniobra de la Reserva Federal para continuar con su política monetaria. Si bien el banco central podría verse tentado a recortar tipos para estimular la economía, hacerlo en un contexto inflacionario podría minar la confianza en el dólar y alimentar aún más la inestabilidad.
Las previsiones de crecimiento también se han visto revisadas a la baja. Firmas de análisis como Morgan Stanley y Citigroup ya estiman un crecimiento del PIB estadounidense inferior al 1% para el segundo trimestre de 2025, y no descartan un trimestre negativo si las tensiones comerciales no se suavizan en breve.
Se podría avecinar una recesión
En este contexto, las bolsas americanas reflejan algo más que una simple corrección técnica: están descontando el inicio de un posible cambio de ciclo económico. La suma de una política comercial agresiva, una inflación al alza, unos tipos de interés en niveles restrictivos y una pérdida generalizada de confianza entre los inversores podría configurar el terreno perfecto para una recesión en el corto o medio plazo.
Así las cosas, mientras los mercados se enfrentan a una tormenta perfecta, la pregunta no es tanto si estamos ante una simple crisis de confianza, sino si estamos entrando ya en una nueva etapa de contracción económica que tendrá consecuencias duraderas para la economía global.